El popular cuento “La bella durmiente del
bosque” de Charles Perrault (1697), que fue llevado a la pantalla grande por
Disney, relata la historia de una joven princesa sentenciada a dormir cien años
producto del hechizo de una malvada bruja. En la actualidad, para una parte
importante de la población chilena que padece trastornos del sueño, tal embrujo
sería una bendición.
De acuerdo a una encuesta realizada este año
por CADEM, el 57% de la población ha padecido trastornos del sueño. El más
prevalente a nivel nacional y mundial, es el insomnio, definido como la
dificultad para iniciar y/o mantener la continuidad del sueño, y que presenta
una prevalencia del 5,6% en la población chilena. Las causas son muy variadas,
destacando el abuso de sustancias, uso de fármacos, comorbilidades médicas como
dolor y enfermedades respiratorias crónicas y enfermedades psiquiátricas como
estrés, depresión y ansiedad generalizada.
Según cifras del INJUV, casi un tercio de la
población chilena mayor de 15 años ha sufrido un trastorno psiquiátrico en su vida,
por ello, no debería sorprendernos que el número de personas con insomnio
incremente con el paso de los años. Es más, entre el 30 y 50% de los casos de
insomnio crónico (con una duración mayor de 3 meses) se asocian a patologías
del ánimo o ansiedad (Clínica Alemana).
Las consecuencias de padecer estos trastornos
del sueño se asocian a diversas causas físicas y psicológicas dentro de las que
destacan la dificultad de concentración, atención y memoria, fatiga,
irritabilidad, sobrepeso y diabetes, entre muchas otras. Por ello, es
importante incorporar hábitos que permitan mejorar nuestra higiene del sueño
para evitar la necesidad de tratamientos farmacológicos o eventuales
“maldiciones” de brujas malvadas.
La Sociedad Mundial del Sueño sugiere algunas
acciones que podemos fácilmente incorporar para lograr un mejor descanso, como,
establecer horarios regulares para dormir y despertarse, evitar la ingesta de
alcohol, café y alimentos picantes o azucarados 4 horas antes de acostarse y
evitar la sobreestimulación lumínica y el uso de pantallas, tan populares en
nuestra sociedad.
Un buen dormir nos permitirá mantener un peso
saludable, reducir la frecuencia de enfermedades, mejorar el estado de ánimo,
mejorar el desempeño en los estudios y el trabajo, y tener una mejor toma de
decisiones. Es nuestra responsabilidad velar por este buen descanso y para ello
estamos llamados a incorporar hábitos que nos permitan mirar sin envidia el
centenario descanso de una bella princesa.
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