Diciembre es el período en que los
estudiantes del país finalizan el año escolar y dan paso a las vacaciones de
verano, que se extenderán hasta marzo de 2025. Durante esos meses, muchos
padres, madres y cuidadores en general tienen el desafío de desarrollar
actividades que ayuden a disminuir el aburrimiento en los menores que pasan
gran parte del tiempo en casa, por lo que es fácil caer en el abuso de
dispositivos electrónicos entre niños y adolescentes, situación que se
ha convertido en una preocupación creciente en el mundo.
La Dra. Gabriela Campos, psiquiatra infantil de Clínica Dávila,
considera: “El tiempo de exposición a pantallas antes de los dos años tiene que
ser cero y después lo mínimo posible, siempre supervisado por un adulto, tal
vez se podría flexibilizar un poco, e ir dejando más tiempo, pero esto en
ninguna edad tiene que ser más de una hora diaria e idealmente retardar lo más
posible la entrega de aparatos electrónicos individuales”.
En ese sentido, el Dr. Felipe Giacamán, neurólogo infantil de
Clínica Santa María, agrega: “El control de los padres es
fundamental porque los niños no sabrán autorregular su exposición a pantallas y
redes sociales por sí mismos. Particularmente durante el período de vacaciones,
es deber de los cuidadores el establecer límites de tiempo y contenido en el
uso de estos dispositivos”.
Lo que ocurre en el cerebro con la sobreexposición
El Dr. Juan Pablo Mansilla, neurólogo de Clínica Ciudad del Mar,
explica: “Las pantallas pueden afectar el lóbulo frontal, que es crucial para
funciones ejecutivas como la toma de decisiones, el control de impulsos y la
atención. La exposición prolongada puede reducir su capacidad”.
Asimismo, la estimulación continua a
pantallas, en especial con contenido altamente gratificante como videojuegos y
redes sociales, puede activar el sistema dopaminérgico, generando una
liberación constante de dopamina. “Esto puede llevar a comportamientos
adictivos, ya que el cerebro busca repetir estas experiencias”, comenta el
neurólogo.
Por su parte,
la Dra. Paola León, neuróloga
infantil de Clínica Dávila Vespucio, advierte: “Abusar de las pantallas es muy
dañino, ya que altera la curva de melatonina, que es la hormona que nos permite
iniciar el sueño y, con ello, también alteramos las funciones neurocognitivas
de la concentración, el aprendizaje y la memoria”.
Descansar de las redes sociales
El Dr. Juan Pablo Betancourt, neurólogo de Clínica Biobío, promueve
realizar un descanso de redes sociales, detallando beneficios concretos que
estudios internacionales han podido comprobar:
· Reducción del estrés y la
ansiedad
·
Mejora la salud mental
· Aumento de la productividad
y la concentración
· Mejora de la calidad del
sueño
· Fomento de las relaciones
interpersonales reales
·
Incremento en la autoestima
· Desarrollo de habilidades y
hobbies más productivas y enriquecedoras
¿Desde cuándo se ven los cambios?
Si bien los efectos positivos de un détox
tecnológico aparecerán indistintamente según cada paciente, el neurólogo de
Clínica Biobío afirma que desde los primeros 3 días ya se nota una diferencia.
"Hay una reducción del estrés y la ansiedad inicial, y una mejoría en los
parámetros de sueño”, asegura.
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