La neumonía atípica por mycoplasma pneumoniae
es en realidad una causa común de infección respiratoria en todas las edades,
teniendo prevalencia mayor en niños a partir de los 5 años y en adultos
jóvenes, formando parte de hasta el 40% de las neumonías comunitarias. Sin
embargo, en las últimas semanas hemos visto un crecimiento de esta enfermedad
dentro de nuestra población, lo que ha causado alerta dentro del sistema de
salud y la comunidad.
La verdad, es que la Neumonía Atípica puede
presentarse a lo largo del año, pero es justamente en periodo otoño y verano
donde suelen presentarse “epidemias” como las que al parecer estamos
presentando, con la salvedad que tiene una baja tasa de transmisión, a
diferencia de cuadros virales invernales. Mycoplasma Pneumoniae es la
bacteria causante de la neumonía atípica, y se trasmite de persona a persona,
por medio de aerosoles y gotitas, al igual, por ejemplo, que el Covid19, pero
con un periodo de incubación más largo, entre 4 y 23 días.
Los síntomas y manifestaciones que por lo
general se presentan son; faringitis, fiebre, tos, cefaleas, escalofríos,
mialgias, artralgias y malestar general. La disnea o falta de aire puede ser
evidente en los casos más graves, junto con la presencia de tos persistente, la
que además incentiva el contagio por la emisión de gotitas respiratorias. Los
niños menores de 5 años manifiestan más coriza y estornudos, y la progresión
hacia la neumonía suele ser infrecuente, mientras que los niños de 5 a 15 años
son más propensos a desarrollar una bronconeumonía que afecta a uno o más lóbulos,
y a veces requieren hospitalización. Las infecciones leves y las asintomáticas
son frecuentes en adultos.
Es importante conocer que tos y cansancio pueden persistir durante 2
semanas o más, pero la mayoría de los casos se recupera completamente sin antibióticos,
aunque estos pueden acelerar el proceso de recuperación y deben ser siempre
indicados por un médico. En adultos que no reciben tratamiento, la tos y la
debilidad pueden durar hasta un mes. La enfermedad puede ser más seria en
personas mayores y en personas con un sistema inmunitario debilitado.
Para evitar el contagio es muy importante considerar medidas ya
conocidas por toda la comunidad, como lo son lavado frecuente de manos, evitar
el contacto con personas con enfermedades respiratorias, evitar espacio con
alta afluencia de personas y hacinamiento y por supuesto, el uso de mascarilla
en el caso de presentar síntomas respiratorios, para evitar ser un agente
infeccioso.
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