La inflación se
entiende como el alza sostenida y permanente en el nivel de precios. En Chile,
en lo que va del año 2022, el alza ha sido ciertamente sostenida y permanente.
Esta situación se ha debido principalmente por la subida de precios de los
alimentos como frutas y verduras, pero también de los combustibles, aunque si
consideramos la inflación acumulada hasta el día de hoy, las bebidas no
alcohólicas, el transporte y nuevamente los alimentos son los que más han
incidido en los altos niveles inflacionarios.
En Chile, la
inflación es medida por medio del IPC (Índice de Precios al Consumidor) que, de
acuerdo al INE, es un indicador económico elaborado y publicado que mide mes a
mes la variación conjunta y promedio de los precios de una canasta básica de
bienes y servicios, representativa – por lo demás- del consumo que hay en los
hogares del país.
De los 79
productos que componen la canasta básica de consumo, en el último año han sido
65 los que han experimentado un alza en sus precios, siendo más relevante la cecina
con un 5,2%, los plátanos (2,1%), el transporte de pasajeros por aire (9,7%),
además de los combustibles y lubricantes con un 2,7%.
Lo anterior, a
todas luces es un síntoma de la inflación que vivimos. Mientras en 2020, este
fenómeno alcanzó el 3%, el año pasado ascendió a un 7,2%. Hoy llega a 13,3%,
siendo el proceso inflacionario más alto de los últimos 14 años. Esta alza
sostenida y permanente ha provocado una caída en el poder adquisitivo de las
personas y familias.
Para entender
mejor cómo afecta la inflación en el poder adquisitivo de las personas y
familias, se puede comparar el valor de la canasta básica en distintos momentos
del tiempo. Actualmente, el valor de la canasta básica de consumo tiene un
valor de $63.587, el año pasado tenía un valor equivalente a los $50.071, según
el Ministerio de Desarrollo Social
La inflación
afecta a toda la economía, a todos los productos, a todas las personas y a
todas las familias. Con el alza sostenida de precios suben las colegiaturas en
los colegios, dado los contratos de servicios educacionales se expresan en UF;
suben también los arriendos, la tasa de los créditos hipotecarios, y así muchos
otros acuerdos comerciales o contratos que se transan en base a la variación de
precios o inflación.
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