Las medidas de confinamiento provocaron un retroceso en la empleabilidad
de las mujeres en el país. Los datos arrojados por el estudio de Prodemu, “Pandemia y mujeres en situación de
vulnerabilidad social: Barreras y oportunidades para la inserción sociolaboral
de mujeres en Chile” pusieron la lupa en las oportunidades de empleo
de las mujeres a través de barreras que enfrentan para acceder a capacitación, especialmente aquellas que son migrantes,
de pueblos originarios y que forman parte de las disidencias sexuales.
Al respecto, la directora nacional de Prodemu, Marcela Sandoval Osorio,
comentó que, “nos hemos planteado como Prodemu, en esta gestión, levantar
información útil para la política pública y para nuestro propio quehacer de las
mujeres de todo Chile. En este estudio hacemos un diagnóstico de la realidad
laboral y de capacitación de público tradicionalmente discriminado tales como
población migrante, de pueblos originarios y de la comunidad LBT. Se integraron
en esta investigación tanto datos cualitativos, como cuantitativos, se
entrevistó a 1.163 personas de todas las regiones de Chile y nos confirmó
que uno de los mayores obstáculos para
el ingreso al trabajo de las mujeres son las labores de cuidado”.
La principal brecha que poseen las mujeres y que las imposibilita para
seguir un proceso de formación tiene que ver con el cuidado de hijos. Por
ejemplo, el 22,3% de las mujeres migrantes encuestadas señaló que la falta de
acceso a capacitación se debió a las labores de cuidado y el 13,3% de las mujeres
indígenas expresó el mismo motivo. Las consultadas pertenecen a regiones del
norte, centro y sur del país, con un énfasis en la región Metropolitana.
En este sentido, Claudia Uribe Salazar, directora de Oficina Regional de Educación para
América Latina y el Caribe (OREAL/Unesco Chile) comentó que “la pandemia exacerbó las barreras que
típicamente enfrentan las mujeres que buscan mayores oportunidades educativas y
de formación para el trabajo” y argumentó que “las responsabilidades de cuidado
y demás labores domésticas que recaen de manera desproporcionada en las mujeres
y que aumentaron exponencialmente durante la pandemia, limitan su
disponibilidad y libertad para participar en actividades educativas”.
En ese sentido, para revertir esta situación, propuso que “es necesario
que el Estado tenga una mayor presencia en las tareas de cuidado y seguir
avanzando hacia un cambio social en torno a una distribución más igualitaria de
estas funciones. Sólo así podremos
avanzar de manera decisiva hacia una mayor equidad de género en la región y
beneficiarnos como sociedad del talento femenino que hoy día se encuentra
desaprovechado”.
Asimismo, Gabriela Rosero, jefa de oficina ONU
Mujeres en Chile señala que “las consecuencias económicas, producto de las
diferentes crisis globales, no han sido ajenas a la realidad que viven las
mujeres, por lo que es urgente fortalecer las acciones para su inclusión
económica, especialmente en el caso de mujeres migrantes, indígenas, y de las
comunidades LTBQ+”.
Además, Rosero propuso, bajo esta línea, que “desde
ONU hemos desarrollado programas de capacitación y empleabilidad flexibles que
favorecen la compatibilización de los tiempos dedicados a la autonomía personal
con las múltiples responsabilidades que las mujeres tienen día a día. Ampliar
este tipo de apoyo requiere de alianzas intersectoriales, que involucren al
sector privado, sociedad civil, gobierno y organismos internacionales, de modo
que los esfuerzos se traduzcan en oportunidades reales de empleo”.
Sumado a lo anterior, el estudio también arrojó que las capacitaciones
que más realizaron mujeres migrantes, de pueblos originarios y de disidencias
en pandemia, tuvieron que ver con el trabajo independiente, el 70% en el caso
del primer grupo, un 81% en el segundo y sobre el 50% en el último. Cabe
destacar que en el caso de las mujeres nortinas pertenecientes a la disidencia
sexual, el interés está determinado en realizar formación académica, más allá
que la ejecución de talleres o cursos.
Por su parte, el subsecretario del Trabajo, Giorgio Boccardo,
saludó y agradeció la organización del seminario y la publicación de este
estudio, pues, comentó que relevan “la importancia de la capacitación y la
reducción de brechas, como una estrategia fundamental para disminuir las desigualdades
en el país, en América Latina y el mundo; ya que permite visibilizar y conocer
las causas de estas brechas y, por lo tanto, ir construyendo políticas públicas
que nos permiten ir asentando, como nos ha encargado el Presidente Boric, a
acciones muy concretas, preocupándonos de los problemas que hoy aquejan”.
Asimismo, Boccardo aprovechó la instancia para destacar la agenda
de Gobierno del Mandatario a favor de las mujeres y personas disidentes
sexo-genéricas, tanto en las indicaciones al proyecto de 40 Horas, en la Mesa
Técnica para abordar la Conciliación Trabajo, Familia y Tiempo Libre, en las
alianza con Prodemu y el impulso de la ratificación del Convenio 190 de la OIT
para erradicar la violencia de género y el acoso laboral.
¿Cuáles son las principales barreras?
La gran muralla que debieron enfrentar en pandemia mujeres migrantes, que
han ingresado al país por pasos no habilitados es que no pueden acceder a
capacitación formal entregada por el Estado. Por otra parte, las mujeres
pertenecientes a pueblos originarios presentan en sus territorios la dificultad
para acceder a conectividad, en los lugares rurales y remotos, como asimismo,
problemas para completar sus estudios debido al cuidado de hijos. Las mujeres
de disidencias sexuales deben superar la falta de espacios libres de sesgos y
discriminación, aumento de violencia intrafamiliar hacia personas LGTBI, falta
de autoestima para el ingreso a capacitación laboral.
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